Carlos de Lerma, un mítico de la Segunda B, un experto en la organización del juego
Carlos Tornero López de Lerma (San Vicente de Alcántara, Badajoz, 7 de octubre de 1984) es toda una institución en el mundo del fútbol. Su amplia carrera en numerosos clubes, principalmente en Segunda División B, le convierte en un futbolista con un bagaje y una experiencia difíciles de igualar.
De Lerma no olvida sus primeros pasos, por eso puntualiza que “antes de llegar al Leganés, estuve en un equipo de barrio en el que me dejaban jugar porque mi padre era el conserje del colegio. Luego, cuando fui al Leganés tuve la suerte de que mi entrenador fue Luis Ángel Duque. Estuve en este club desde categoría Alevín hasta el primer equipo”.
Como anécdota, cuenta que le hicieron una entrevista cuando estaba en la categoría de Cadetes y le preguntaron por sus aspiraciones futbolísticas. Dijo que “mi sueño es jugar en el filial del Leganés. Eso tuve que ir reciclándolo poco a poco, porque lo conseguí a los dos años. Debuté muy pronto con el primer equipo y luego me mantuve”.
Hacerse un nombre
Su primera experiencia fuera de casa tuvo lugar con el Levante U.D. y De Lerma lo narra con todo detalle: “Allí estuve tres años y me empiezo a hacer un nombre en esto del fútbol. Juego un ‘play-off’ y vivo la cara y la cruz del fútbol. Los primeros tiempos fueron idílicos, todo funcionaba bien, pero a partir del segundo año empiezan los problemas con los cobros y tengo que abandonar el club cuando tenía contrato con el primer equipo. No llego a debutar porque había denuncias de compañeros por impagos y no se podían tramitar fichas profesionales. Fui convocado dos veces y me tuve que bajar del autobús en las dos ocasiones. No pude debutar en Primera División por este motivo”.
Y de haber podido jugar en Primera a desarrollar toda su carrera prácticamente en Segunda División B. “A excepción del Albacete, -comenta De Lerma-, con el que jugué en Segunda una temporada, el resto han sido todos equipos de Segunda B”. De esa extensa lista de clubes, él resalta su etapa en el Toledo. “Quizá por el tiempo que estuve, cuatro años, y por lo que me involucré en el proyecto, el paso por Toledo es el que más me ha marcado. Viví dos fases de ascenso, una clasificación para dieciseisavos de Copa del Rey y también la cara amarga, un descenso de categoría”.
Como parte de su amplia historia futbolística, De Lerma narra que “he jugado seis ‘play-offs’ y no he tenido la suerte de ascender en ninguno. Y mi mayor hazaña es haber jugado en el Camp Nou una eliminatoria de dieciseisavos de Copa con el Cartagena. Ese año, también ante muchas adversidades, conseguimos hacer que el equipo fuera como una familia”.
510 partidos
No es de extrañar que a De Lerma le haya “dado pena que este año se haya terminado la Segunda B. Como dice la gente, yo soy un mítico de la Segunda B. Habré jugado, creo, unos 510 partidos en total, de los cuales 470 al menos tienen que ver con la Segunda B. Es una categoría que a mí me ha dado la vida, me ha forjado como jugador”.
A sus 36 años, manifiesta que su “mayor ilusión es seguir aprendiendo sobre este deporte. El día de mañana quiero seguir vinculado al fútbol, por eso tengo todas las titulaciones de entrenador, me he intentado formar durante todo este tiempo para afrontar el futuro con garantías”.
A lo largo de su carrera, la posición que más le ha gustado ha sido “siempre la de organizador. He visto el fútbol con mucha facilidad, se me ha dado bien entender lo que tácticamente querían los entrenadores que he tenido y, gracias a eso, creo que he sido importante en los equipos en los que he estado”.
Concluye De Lerma que “el año pasado ya estuve en las Sesiones AFE, porque creo que es la mejor manera de sentirte futbolista cuando estás en una situación como la nuestra. Vienes a disfrutar durante dos semanas, a ponerte en forma, a que la gente se acuerde de ti y sepa en qué circunstancias te encuentras. Es una experiencia totalmente recomendable”.